Los amigos son la familia que elegimos, nuestros confidentes y con quienes vivimos experiencias enriquecedoras y sumamente divertidas, sin mencionar que comparten nuestros secretos, nos ofrecen apoyo y se ha logrado establecer una relación de confianza, empatía y afecto. Los amigos son los que dan gozo a la vida.
Hemos creado con nuestro amigo un vínculo emocional, por lo que su partida física podría afectar de forma muy dolorosa y fuerte a un nivel emocional.
Por estos motivos, cuando perdemos a nuestro mejor amigo se siente como una pérdida muy similar a la de un ser amado; se vive un proceso de recuperación y reconstrucción, ya que nunca se está preparado para estas situaciones, aunque sea parte del ciclo de la vida.
Consejos para sobrellevar la partida de tu mejor amigo
El duelo nunca es igual para cada persona, las etapas de este se viven de distinta forma y en un orden que jamás será similar para nadie.
Por eso en grupo Arriaga te ofrecemos algunos consejos que podrían ayudarte en este proceso, a sobrellevarlo de forma sana y poder retomar tu día a día con normalidad.
Deja que tus sentimientos fluyan: puedes experimentar una amplia gama de emociones, tales como la tristeza, el enojo, confusión y hasta culpa. Es importante que te permitas sentir estas emociones y no te juzgues por ellas.
Habla sobre el tema: comparte estas emociones y tus pensamientos con amigos, familiares u otros seres amados; también busca la ayuda de un tanatólogo. Hablar sobre la pérdida puede ser terapéutico y apoyarte a procesar lo que estás sintiendo y viviendo.
Recuerda los buenos momentos: en lugar de enfocarte en la pérdida y el dolor, trata de recordar los buenos momentos que compartiste con tu amigo. Celebra su vida y las experiencias que compartieron juntos.
Cuida de ti mismo: la pérdida puede ser agotadora, tanto a nivel físico como emocional. Asegúrate de comer bien, de dormir lo suficiente y haz ejercicio; con esto puedes ayudarte a mantener tu salud mental, emocional y física. Con estos tres aspectos es mucho más fácil reponerse.
Honra la memoria de tu mejor amigo: participar en actividades que solían hacer juntos, armar un álbum de fotos, plantar un árbol, entre otras actividades que recuerden a tu amigo, puedes mantener viva su memoria, y podrás recordar los mejores momentos que vivieron juntos. Es la mejor forma de honrar su memoria e integrarla a tu vida que cambiará sin excepción de ahora en adelante.
Busca forjar nuevos vínculos: nadie, jamás, va a reemplazar a tu mejor amigo, pero abrirte a nuevas amistades puede ser de gran ayuda. Con el paso del tiempo, y cuando te sientas listo, podrías desarrollar conexiones significativas con otras personas nuevas.
Genera espacios que sean solo tuyos: una parte difícil del duelo es aceptar que nuestro amigo ya no está. Las emociones pueden fluir en este periodo, por lo que es importante buscar momentos dedicados solo a ti, donde puedas entender y asimilar el suceso. Esa persona ya no estará en el plano físico, ya no podrá escucharte y apoyarte, lo cual duele mucho, pero puedes intentar acercarte a otras personas o sacarlo de forma escrita o con arte.
Busca apoyo: nunca tengas miedo de pedir ayuda. No estás solo. Esto puede ser útil, al unirte a grupos de apoyo o conectar con personas que hayan pasado por una situación similar. Compartir emociones y pensamientos con aquellos que se entienden puede ser bastante reconfortante.
Tiempo al tiempo: es una frase muy conocida, pero muy cierta. La pérdida del mejor amigo lleva tiempo para poder ser procesada, como en cualquier otro tipo de duelo. No apresures este proceso y sé amable contigo mismo mientras sanas y avanzas a tu propio ritmo.
Si en cierto punto sientes que la tristeza persiste o ya afecta a tu vida diaria de forma significativa, considera buscar la ayuda de un profesional tanatólogo para obtener apoyo adicional, ya que son expertos en los procesos de duelo y la pérdida.
Cuando alguien pierde a su mejor amigo, un tanatólogo puede desempeñar un papel crucial en ayudar a esa persona a enfrentar y procesar su dolor, gracias a la escucha activa, a que ayudan a validar las emociones, a explorar los sentimientos, a crear distintos rituales conmemorativos, fomentar la aceptación y adaptación, aconsejar sobre el autocuidado y facilitar el proceso de duelo en forma general.