El duelo es una de las experiencias más dolorosas y tristes de la vida, que todos los humanos deben pasar por ella alguna vez.
¿Has escuchado hablar del duelo patológico o duelo complicado? ¿Cuándo se da y sus diferentes síntomas? El fallecimiento es una experiencia por la que todos tenemos que pasar tarde o temprano en la vida, llevándonos a vivir lo que se le conoce como el duelo.
Hay que recordar que el duelo es un proceso de desajuste y posterior reajuste emocional que se presenta ante experiencias como una pérdida importante en la vida, como la de un ser querido, con la sensación de no poder verlo de nuevo. Aunque también puede suceder este duelo cuando se pierde un trabajo, se muda a un país lejano, a causa de una enfermedad crónica, etc.
El duelo es diferente para todos los individuos, jamás es igual. Hay algunas personas que en cuestión de días, semanas o un año, su día a día vuelve a la normalidad, dejando atrás la sensación de que no era capaz de hacer nada, de sentir ira, frustración o depresión.
Aunque se relacione el duelo con un fuerte malestar psicológico, no se trata en sí como una psicopatología ni nada que deba ser tratado como un problema; esta es una reacción natural a una situación que requiere de una readaptación de las emociones y recuerdos unidos a lo que se está viviendo.
Igualmente, siempre pueden ocurrir excepciones, según la persona y las circunstancias, donde el duelo llega a complicarse, significando un verdadero problema que necesita de apoyo psicológico o tanatológico. A este tipo de duelo se le conoce como duelo patológico o complicado.
El tiempo es una de las mayores diferencias entre un duelo patológico y el duelo normal, cuando pasa mucho tiempo y la persona que atraviesa el duelo no es capaz de rehacer su vida.
Asimismo, existe otro tipo de sintomatología intensa, muy diferente a la del duelo normal, tal como:
Es un punto complicado, ya que estos sentimientos provocan en la persona una sensación de que no puede controlarlos, además de que, por esta razón, evita todo lo que le recuerde a la persona que partió físicamente, añadiendo que se mantienen en silencio por miedo a incomodar a los demás y no compartirán sus sentimientos de dolor.
Es importante comunicarte con un médico profesional o tanatólogo si sientes una tristeza y aflicción intensa, pasando por problemas para desenvolverte en la vida cotidiana y notas que no mejoran en cierto lapso de tiempo, más o menos, de un año después de la pérdida de tu ser querido.