Tanatologia

Duelo patológico, ¿qué es y cuándo se da?

Equipo Arriaga
Editor de contenido
¿Has escuchado hablar del duelo patológico o duelo complicado? ¿Cuándo se da y sus diferentes síntomas? El fallecimiento es una experiencia por la que todos tenemos que pasar tarde o temprano en la vida, llevándonos a vivir lo que se le conoce como el duelo.

Hay que recordar que el duelo es un proceso de desajuste y posterior reajuste emocional que se presenta ante experiencias como una pérdida importante en la vida, como la de un ser querido, con la sensación de no poder verlo de nuevo. Aunque también puede suceder este duelo cuando se pierde un trabajo, se muda a un país lejano, a causa de una enfermedad crónica, etc.

El duelo es diferente para todos los individuos, jamás es igual. Hay algunas personas que en cuestión de días, semanas o un año, su día a día vuelve a la normalidad, dejando atrás la sensación de que no era capaz de hacer nada, de sentir ira, frustración o depresión.

Aunque se relacione el duelo con un fuerte malestar psicológico, no se trata en sí como una psicopatología ni nada que deba ser tratado como un problema; esta es una reacción natural a una situación que requiere de una readaptación de las emociones y recuerdos unidos a lo que se está viviendo.

Igualmente, siempre pueden ocurrir excepciones, según la persona y las circunstancias, donde el duelo llega a complicarse, significando un verdadero problema que necesita de apoyo psicológico o tanatológico. A este tipo de duelo se le conoce como duelo patológico o complicado.

¿Qué caracteriza al duelo patológico?

El tiempo es una de las mayores diferencias entre un duelo patológico y el duelo normal, cuando pasa mucho tiempo y la persona que atraviesa el duelo no es capaz de rehacer su vida.

Asimismo, existe otro tipo de sintomatología intensa, muy diferente a la del duelo normal, tal como:

  • Los sentimientos predominantes en general son de tristeza y soledad, así como ira, vergüenza y culpa. Estos ocurren en el duelo normal, pero en el duelo patológico siguen siendo intensos a pesar del paso de los meses o los años.

Es un punto complicado, ya que estos sentimientos provocan en la persona una sensación de que no puede controlarlos, además de que, por esta razón, evita todo lo que le recuerde a la persona que partió físicamente, añadiendo que se mantienen en silencio por miedo a incomodar a los demás y no compartirán sus sentimientos de dolor.

  • Suele culparse por no haber hecho lo suficiente para impedir el fallecimiento, no haberlo ayudado o acompañado lo suficiente.
  • Se siente solo, aislado o distante de sus familiares y amigos. Falta de concentración en otras actividades.
  • Conflicto para aceptar la muerte del ser querido, negando que haya ocurrido en realidad.
  • No pueden hacer sus cosas con normalidad por los recuerdos o imágenes intrusivas acerca de la persona que falleció. Puede observarse una tendencia a atesorar los recuerdos positivos hasta el grado de que no puede continuar con su vida.
  • Se puede notar un estado de duelo por creer que son culpables por seguir vivos y disfrutar de las cosas cuando una persona muy cercana ha fallecido.
  • Tiene constantes deseos de encontrarse con la persona que falleció, buscando los lugares que frecuentaban o haciendo cosas que solían compartir.
  • Por otro lado, hay personas que evitan las cosas que le recuerden al ser querido, a la causa de su fallecimiento. Es un punto complicado, ya que la persona se encuentra constantemente con actividades que ya no puede compartir con esa persona, avivando sentimientos de soledad. La vida diaria cambia inevitablemente.
  • La persona se vuelve muy desconfiada después del fallecimiento de una persona cercana, amada.
  • Tiene la sensación de escuchar o ver a la persona que partió físicamente.
  • Se piensa que mantener los sentimientos de tristeza significa poder estar más cerca de la persona que partió físicamente, y dejar de sentirse así podría significar una pérdida inequívoca del vínculo. En pocas palabras, continuar con la vida de forma normal puede hacer sentir a la persona una sensación de abandono o traición hacia el ser querido.
  • La vida pierde el propósito o todo el sentido.

Es importante comunicarte con un médico profesional o tanatólogo si sientes una tristeza y aflicción intensa, pasando por problemas para desenvolverte en la vida cotidiana y notas que no mejoran en cierto lapso de tiempo, más o menos, de un año después de la pérdida de tu ser querido.

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