Ante la pérdida de un ser amado, muchas emociones negativas y pensamientos intrusivos pueden agobiar a los familiares y seres cercanos.
Aunque se tiene en mente que la pérdida se trata de un ciclo natural de la vida, nunca va a ser fácil enfrentarlo, y mucho menos si se pierde a un ser amado. En Grupo Arriaga comprendemos la importancia de honrar a nuestros difuntos, además de cómo las tradiciones y rituales son un espacio importante para brindar desahogo emocional y facilitar la conexión espiritual.
Gracias a la tradición del Día de Muertos, entendemos que celebrar la vida y la muerte es una manera de enfrentar la partida de un ser querido, sin perder de vista el valor que tienen los recuerdos, los buenos momentos y el legado que compartimos con ese persona especial que partió físicamente.
En algunos países y culturas la muerte no se ve como el final, sino que se trata de una transición hacia otro plano de existencia.
Por ejemplo, el Día de Muertos es una celebración que está profundamente arraigada en la era prehispánica, donde las almas de nuestros seres queridos regresan a visitarnos durante la noche.
Las ofrendas y altares que se preparan en su honor son la manera de conservar viva su memoria, y podemos celebrar la vida y la muerte, siendo una de tantas formas de sobrellevar el dolor.
Cuando recordamos a los que ya no están, honramos su vida y memoria, además de conmemorar los buenos momentos y ayudarnos en el proceso de aceptación del duelo, para que sea más llevadero.
«Gracias a estos rituales no solo se puede celebrar la muerte, sino también el ciclo de vida, para lograr comprender y aceptar nuestra propia finitud».
Hay distintas formas de celebrar la vida y recordar a nuestros seres queridos, con ayuda de rituales y ceremonias donde se honre su memoria.
Algunos ejemplos de estos rituales y ceremonias son:
Memoriales conmemorativos: estos son eventos donde los familiares y amigos se reúnen para compartir recuerdos lindos, anécdotas y fotos de su ser querido; son ideales para celebrar los momentos compartidos.
El Día de los Difuntos es mucho más que una simple festividad, es un momento donde se puede reflexionar sobre la muerte de una manera positiva y sana.
Cuando se crea un espacio para confrontar la muerte, es más sencillo expresar el dolor y las emociones que se generan en el proceso del duelo, para poder enfrentarlo de forma correcta y sana, continuando con la vida y la ausencia del ser amado.
Con este tipo de rituales las personas pueden expresar su tristeza, pero, por otro lado, reencontrarse con la felicidad que les otorgaron aquellas personas especiales que partieron de este plano.
Con ayuda del Día de Muertos, es posible sobrellevar este proceso del duelo de una forma mucho más espiritual, ayudando a aliviar el peso emocional que lo acompaña.
Por otro lado, la tradición de honrar la muerte de un ser querido permite que el dolor no se convierta en duelo complicado y en un sufrimiento prolongado, sino en una aceptación que llegará poco a poco, para aceptar el ciclo de la vida.
La tanatología es una ciencia del duelo, un apoyo para pasar por este proceso tan doloroso y complicado, y saben bien la importancia de procesar la muerte de un ser querido de forma consciente, y el Día de Muertos es una forma sana, una tradición hermosa, que puede ayudar a pasar por este periodo de aceptación.
La combinación de espiritualidad y los rituales para celebrar la vida nos recuerdan que fallecer es parte de la vida y que, a través de estos instantes de conexión, hallamos una forma de aceptar la pérdida y seguir adelante, siempre llevando a nuestros seres amados en nuestros corazones, recordándolos con cariño y amor.