La previsión funeraria trata de arreglar, con total anticipación, un fallecimiento con todo aquello que conlleva el servicio funerario.
La pérdida de un hijo es una situación por la que ningún padre debe o quiere pasar. Se puede estar preparado, en cierta forma, para el fallecimiento de los padres, pero nunca para el de un hijo, ya que rompe los esquemas de una familia y genera un estrés físico y emocional muy grande.
Este tipo de pérdidas puede llevar a los padres a sentir culpa e inseguridad, ya que la integridad de un hijo recae sobre ellos. Es difícil aceptar la situación, dejando solo sentimientos de rabia, ira y desesperación. Es por este motivo que nunca se debe estar solo, los padres deben estar siempre acompañados.
«La pérdida es un asunto sumamente delicado y difícil de asimilar».
El duelo no es igual para cada persona, se debe vivir de formas distintas y en tiempos diferentes. Con algunos consejos, se puede sobrellevar de una forma más natural y sana.
Esta es una herramienta que ayudará a despejar dudas, evitar confusiones y acercar a la familia. Gracias a la comunicación, se puede llegar a un entendimiento de las necesidades particulares de cada uno de los afectados.
El poder hablar sobre la pérdida de un hijo ayuda a los padres a que compartan sus emociones de sufrimiento y dolor, haciendo partícipes a los demás y, de esta forma, no se aíslan; así es más simple que se sientan comprendidos y llenos de apoyo.
Hablen de forma frecuente de su hijo, digan su nombre y tómense el tiempo que necesitan para decidir qué hacer con sus pertenencias, compartan sus emociones con personas cercanas y pidan ayuda, no estén solos mucho tiempo, solo el necesario para pensar, meditar y recordar con cariño y amor.
A veces es difícil tomar la vida como antes, retomar las actividades cotidianas y continuar normalmente; de ser el caso, de sentir que se está estancado, lo más recomendable es acudir con un tanatólogo. Gracias a esto se pueden aclarar algunas partes del proceso y sentirse escuchados, acompañados y seguros.
Es muy importante reconocer y hacer frente al dolor, sentirlo y expresarlo, aunque se enuncie diferente en cada uno.
La salud es la que los impulsará a seguir adelante, a que se pueda aprender a vivir con la ausencia.
Por esto, es muy importante realizar ejercicios, comer sano y a sus horas, sin sobrepasarse, fijar horarios para acostarse y levantarse, mantener la higiene personal y retomar el trabajo, así como las actividades que disfrutaban.
Se podrán recuperar las fuerzas para afrontar mejor el duelo y mantener la mente distraída dentro de lo que se pueda.
Este es un punto clave en el proceso del duelo y el más difícil: aceptar la pérdida. A su propio ritmo, ayuda a superar el dolor que abruma y a cerrar el proceso de duelo.
Con la aceptación se puede llegar, paso a paso, a recuperar las ganas de retomar las actividades que generan felicidad y bienestar, así como salir con amigos y familiares, recuperar la vida a su debido tiempo y cuando se sientan listos.
Las emociones como la ira, rabia o culpa irán disminuyendo, llevándolos a asumir el resto de las responsabilidades y superación del duelo de forma sana. Notarán que con la aparición de la serenidad será más sencillo retomar la vida, recuperando poco a poco las ganas de vivir, de dar y recibir amor, de continuar.
El fallecimiento de un hijo no se supera, pero se aprende a vivir con él, a continuar la vida con su ausencia, recordándolo con cariño y manteniéndolo presente en el corazón y la mente.
El dolor se vive desde una perspectiva diferente, lo que lo hace más llevadero y, además, ayuda a transformar el recuerdo en una presencia positiva y constructiva en sus vidas.
Es importante que comprendan que la pérdida de un hijo no es culpa de nadie, por muy injusta que parezca la pérdida. Es importante pensar en qué querría un hijo para los padres: su felicidad, que continúen con su vida.
Esto no es traicionar su recuerdo, superar el dolor no significa olvidar a los seres queridos, ellos siempre estarán dentro de nuestros corazones, además, hay que considerar a las otras personas, como amigos y familiares, que los necesitan.
Siempre existe apoyo para ustedes, no solo de familia y amigos, que son parte importante en el proceso de duelo; ante una pérdida de esta magnitud la ayuda psicológica puede ser un aliciente, un alivio para continuar con la vida, para aprender a seguir y canalizar las emociones de forma saludable. ♥️