La tanatología ofrece a las personas una nueva esperanza y luz para encontrar significado a sucesos como el fallecimiento, la enfermedad...
El duelo es necesario para sanar. Pasar por el dolor y el sufrimiento son procesos necesarios para lograrlo, así como sus etapas, ya que son la respuesta natural que se genera para enfrentar cualquier tipo de pérdida, ya sea por la de un ser amado o por el fin de algún ciclo, tanto en ámbitos profesionales como sociales o físicos.
En estos días, la esperanza de vida cada vez es mayor, lo que trae consigo ciertas consecuencias, sobre todo en adultos mayores, por ejemplo, deben afrontar el proceso de duelo por el fallecimiento de su pareja, con el que, quizá, han vivido muchos años, además de que deben afrontar el duelo, en ciertas ocasiones, de hijos o nietos.
Debido a la edad avanzada, muchas de estas personas han tenido que afrontar múltiples pérdidas, cuestión que puede ayudar a algunos a afrontarlas, así como los duelos posteriores; los adultos mayores son capaces de adaptarse mucho mejor que una persona más joven a este proceso.
Es por esta razón que muchos ancianos son capaces de pasar por el duelo y adaptarse a las pérdidas de distinta forma. Esto se debe a las experiencias que han pasado y por el paso ante otras pérdidas, lo que ayuda a una mejor adaptabilidad a los cambios y las separaciones, así como a la crisis profunda como lo es el duelo.
Por otro lado, para algunos, esta cantidad de pérdidas que pueden llegar a experimentar, significan una serie de sensaciones como confusión y estrés. Muchas de las personas mayores no disponen de los recursos necesarios para detectar y hacer frente a los procesos de duelo patológicos.
Cabe destacar que el duelo no solo se entiende cuando se sufre la pérdida de algún ser querido, sino que se refiere también a cualquier proceso de cambio que puede vivir una persona. La etapa de adultos mayores trae consigo cambios constantes en referencia a diferentes aspectos del día a día que pasa una persona.
Cuando el duelo se complica en adultos mayores es, en la mayoría de los casos, cuando se pierde a la pareja, ya que significa muchos cambios en la vida, un abandono de la ilusión del futuro y de proyectos. La complicación del duelo se debe a que la tristeza se instala, así como la ansiedad, dejando una sensación de descontrol y desorientación.
Cuando el adulto mayor no puede afrontar el duelo de forma normal, suele derivar en que dure mucho tiempo, además de que se manifiestan ideas severas sobre el fallecimiento, el futuro y de su vida en general.
Asimismo, pueden aparecer sentimientos de culpa por seguir viviendo, sobre todo cuando la pérdida fue de un hijo o un nieto, aunque suele aparecer, también, cuando el cónyuge fallece, cuestión que refuerza el dolor, la sensación de inseguridad, de soledad y de exageración, por el recuerdo de una pérdida anterior.
Después, no hay que sobreproteger a los adultos mayores, ya que no debemos subestimar sus capacidades y recursos internos con los que puede afrontar la elaboración del duelo, para adaptarse a la situación actual.
Al sobreprotegerlos se puede bloquear el proceso de duelo, al negarle la oportunidad de poner en marcha estos recursos con los que cuenta.
Por otro lado, hay que dejar atrás la idea de que los adultos mayores no superan los duelos; esta es una idea totalmente falsa, además de que puede dejarlos indefensos, inseguros y hasta paralizados ante el proceso de duelo.
Lo mejor es ofrecer todo el apoyo que se pueda, validando sus sentimientos y que sea consciente de ellos, así como de los cambios que tendrá su rutina y su carácter.
Cuando aparecen sentimientos de culpa que solo aumentan el dolor, es necesario hablar de la pérdida y de los sentimientos que están relacionados, con el espacio necesario para que los puedan validar; de este modo, ayudamos a que se sientan empoderados y puedan ajustarse al duelo de forma sana.