En Arriaga, comprendemos que el duelo es una experiencia profundamente personal y única.
Cuando fallece un ser amado el dolor y la sensación de la pérdida pueden ser muy dolorosos y profundos, sin mencionar la aparición de emociones como la tristeza, el enojo o la confusión que genera esta falta.
Se puede ver la pérdida, el fallecimiento, como una parte natural de la vida, pero aun así nos pueden embargar estas emociones negativas que solo llevan a periodos largos de depresión y desconsuelo.
Claro, todos reaccionamos distinto ante el fallecimiento de un ser querido, con mecanismos propios para sobrellevar el dolor que significa. Para algunos, el paso del tiempo les permite recuperarse poco a poco, si cuentan con el apoyo emocional necesario y mantienen hábitos de vida saludables.
Por otro lado, algunas personas lidian con el duelo durante más tiempo, con la sensación de que no pueden realizar sus actividades del día a día como antes; a esto se le conoce como duelo complicado, y la ayuda de un profesional de salud mental o tanatólogo puede ser la mejor opción.
Superar la pérdida de un familiar o un amigo muy cercano requiere de tiempo, pero se puede llegar a alcanzar un renovado sentido de propósito y sentido en la vida.
Existen algunas estrategias para manejar la pérdida, así como ciertos apoyos:
Hay muchos de este tipo de servicios que desempeñan un papel fundamental en momentos de crisis, otorgando apoyo emocional, orientación y una serie de servicios esenciales a los familiares y personas cercanas que han perdido a un ser amado.
Los servicios funerarios adquieren un papel de suma importancia en estas crisis, debido a la magnitud de la situación y la necesidad de gestionar múltiples aspectos logísticos del fallecimiento.
En estos momentos el apoyo emocional es crucial; una buena funeraria ofrece el apoyo necesario a las familias en duelo, brindando comprensión y consuelo. Hay profesionales en estos sitios que están completamente capacitados para manejar situaciones altamente emotivas, para ayudar a las personas a lidiar con la pérdida de una manera compasiva y respetuosa.
Del lado de la coordinación y la logística, las funerarias se encargan del transporte, la preparación para la inhumación o cremación, la obtención de documentos legales necesarios y la planificación de servicios conmemorativos. Es invaluable este tipo de ayuda, ya que, en momentos de crisis, la logística se puede volver bastante complicada.
Cada familia y el momento de duelo que viven es completamente distinto; ante esto, las funerarias son flexibles y se adaptan a las circunstancias particulares de cada familia. Están capacitados para ofrecer soluciones creativas y personalizadas para satisfacer las necesidades específicas de las familias y comunidades afectadas.
Como puede verse, los servicios funerarios son un recurso esencial en momentos de crisis: ayudan a las personas a sobrellevar la pérdida de seres queridos y a gestionar los aspectos logísticos y legales del fallecimiento.
Su capacidad para proporcionar apoyo emocional, coordinar múltiples aspectos del proceso y cumplir con las regulaciones es fundamental en situaciones de emergencia.
La labor de las funerarias es un testimonio de su compromiso de cuidar y honrar a los que partieron físicamente, así como de brindar apoyo a quienes quedan atrás en los momentos más difíciles del duelo.