Existen ciertas circunstancias en la vida donde un ser querido está enfermo o próximo a partir; ya lo sabes, pero ¿Qué hacer ante eso?
Los padres son nuestra guía, los que nos educan, están con nosotros enseñándonos sobre esta vida y apoyándonos ante cualquier problema que se nos presente.
Son de los pilares más importantes en la vida de cualquier persona; por este motivo, cuando alguno de nuestros padres falta, que ha partido físicamente, llega una sensación de estar perdido y vacío, que ya nada va a ser igual.
El fallecimiento de alguno de los padres puede traer consigo repercusiones muy importantes dentro de la vida, lo que obliga a reorganizar la vida y el día a día, además de hacerse cargo del progenitor que sigue a nuestro lado.
En el caso de que ya falten ambos, aparece una sensación de que la generación anterior desapareció, lo que da la impresión de una especie de relevo, unido al dolor de la pérdida que provoca miedos y angustias ante el propio fallecimiento.
Aunque ya haya independencia y se tenga una familia formada, no se puede evitar tener un sentimiento de orfandad, puesto que ya no somos hijos de nadie, acompañado de soledad, siendo incapaces de vivir en un mundo sin ellos.
Nunca se está preparado para enfrentar esta situación, y es una adversidad que difícilmente se llega a superar del todo; se puede conseguir asumirla y convivir con ella.
Estos consejos pueden ayudarte ante este panorama, para recomponerte a tu propio ritmo, ante el fallecimiento de los padres:
Ante un duelo complicado, es mejor asistir con un profesional que pueda ayudarte con un acompañamiento sólido y amable durante este tiempo, libre de mensajes invalidantes o minimizadores del dolor.
Planta un árbol en su memoria, enmarca fotos, haz líneas de vida… lo que sea. Estos homenajes son formas de tenerlos presentes desde el cariño, el recuerdo y el amor.
Hay que adaptarse a la ausencia y a todos los cambios, externos e internos, que esta pérdida puede significar en la forma de estar en el mundo.
Integrar la pérdida y aceptarla no implica olvidar al ser amado, sino que se puede enganchar de nuevo a la vida, situando las emociones asociadas a nuestros padres, permitiendo su recuerdo y estableciendo una fuerte conexión con ellos, si así es como se quiere.
Es una forma de volver al presente, dejando un espacio dentro de nuestro corazón e interior para el pasado y los bellos recuerdos con nuestros padres.
Cabe destacar que estos pasos serán distintos para cada persona: la forma de vivirlos, de sentirlos y los pasos del duelo por el que se tiene que pasar, volviéndola una situación un tanto abrumadora.
En este paso la ayuda tanatológica es la mejor opción, puesto que las características del duelo pueden ser distintas, respecto a cómo superar la pérdida ya fuera por enfermedad o repentina.