El proceso ante la pérdida de una mascota depende del vínculo que llegamos a tener en vida.
Los abuelos son un verdadero tesoro; son confidentes, cómplices, y nos muestran el mundo junto con sus enseñanzas llenas de sabiduría. Son de los mejores amigos con los que podríamos contar.
Cuando debemos afrontar la pérdida de nuestros abuelos puede resultar en una experiencia dolorosa que podría percibirse como una sensación nueva; pero la realidad de la vida es que es un proceso natural que todos pasamos tarde o temprano, pasando por el duelo de forma distinta a otras personas.
Eso sí, no por este motivo deja de ser menos doloroso o difícil de afrontar, sobre todo si se era muy cercano a ellos. Hay que tomar en cuenta que los lazos que formaron con nuestros padres, hermanos y uno mismo, son distintos, haciendo del duelo un momento personal, con distinta duración y forma de atravesarlo.
«Los abuelos son guías, protectores y personas sabias que nos acompañarán por el resto de nuestra vida».
El duelo es el proceso donde sanamos y recordamos con amor a la persona que falleció, pero no debe recordarse con dolor. A este se le puede conocer como un proceso de clasificación.
El duelo sano implica recordar con alegría, y seguir adelante después de la pérdida, sobreviviendo a lo que va aconteciendo en la vida.
Cuando el duelo no es sano se refiere a evadir lo que se siente, las emociones que están a flor de piel, provocando que se estanquen solo en el dolor, generando sentimientos negativos como la ira, el dolor y la culpa.
Se debe trabajar en el duelo; quizá se sienta como si jamás se podrá superar, resintiendo esas emociones, pero para superarlo es importante expresarse, experimentarlo y vivirlo, para comenzar el proceso de sanación.
El superar la pérdida no solo significa dejar atrás y olvidar, lo importante es no perder los bellos recuerdos que se vivieron junto con los abuelos, ya que, al final del día, son los que ayudarán a salir adelante en el duelo.
No se puede ser fuerte todo el tiempo, siempre existirán momentos de tristeza y estos recuerdos pueden ayudarnos. Sin embargo, cuando el dolor o sufrimiento por la pérdida no disminuye con el paso del tiempo, es indispensable buscar ayuda profesional como la tanatológica.
En estas situaciones lo mejor es apoyarte en tu familia, serán tu mejor sostén. Acude a las personas con las que puedes confiar, las más queridas; así puedes contarles cualquier cosa, con la seguridad de que te van a escuchar y comprender tus sentimientos.
Puedes encontrar el consuelo que buscas para reponerte y continuar con tu vida normalmente, tal y como tus abuelos querrían que lo hicieras.
De tu familia, un consejo es hablar, sobre todo, con tus padres, puesto que son las personas ideales para ayudarte en estos momentos, siendo personas que conocían muy bien a tu abuelo o abuela.
También para ellos es dura la pérdida, han perdido a su madre o padre. Comparte tu sentir con ellos y apóyense en estos momentos tan difíciles. Es bueno recibir, pero también lo es dar, así que toma en cuenta que es un momento complicado para todos. Apoyarse es la mejor forma de lidiar con la situación.
También es buena idea platicar sobre anécdotas divertidas o recuerdos entrañables de los abuelos con tus padres; así recordarás a tus seres queridos con cariño y sentido del humor, ayudándote a sentirte mucho mejor y superar el duelo, poco a poco.
Los amigos también pueden ayudar en este difícil momento; puede que ya hayan pasado por el mismo proceso o, simplemente, tratarán de ayudarte a asimilarlo. Ellos son los que pueden comprenderte de un modo especial, situación muy valiosa para superar el escenario actual.
Otro punto que puede ayudarte bastante es recordar todo lo que viviste con tu abuelo o abuela; las vivencias ayudan a recordar todo lo que te enseñaron, así como lo mucho que hicieron por ti, todos los valores que lograron transmitirte. Ponlos en práctica y recuérdalos con cariño, haciendo que se sientan orgullosos.
Considera que te acompañarán en lo más profundo de tu ser, con todo su amor y alegría dentro de tu corazón, brindándote la fuerza necesaria para seguir adelante y que estén presentes, en cierta forma, en cada parte de tu vida.
Recuérdalos de manera positiva y honra su memoria; déjalos libres y logra su trascendencia en tu vida.